viernes, marzo 24, 2006

I N T E R M E D I O


Belgrano, el barrio mas lindo del mundo !

Era uno de esos días de febrero con un sol abrasador.
No había mucho tráfico porque, ya sabemos que en febrero Belgrano queda bastante desierto. No obstante, a causa de un estrechamiento de la calle a la altura de Libertador y Gorostiaga, y provocado por una cuadrilla de obreros, se habían juntado bastantes coches que circulaban a velocidad moderada a medida que pasaban por un costado.
En un momento dado, entre los coches y la cuadrilla, asoma una bicicleta a toda velocidad. Al volante una chica muy jóven, con un short muy corto, zapatillas "a la page", y una musculosa que dejaba adivinar sus pechos turgentes y jóvenes. Ni que decir de sus piernas largas, desnudas y bronceadas. Su pelo lacio y rubio, tomado informalmente con una hebilla en la nuca.
Entre los hombres de la cuadrilla había uno bastante jóven que, al ver pasar la bicicleta o mejor dicho a la chica, se incorporó, dejó caer de su mano derecha la herramienta que la sostenía, y con su mano izquierda se alisó el pelo transpirado. Y se quedó mirando el paso de la bicicleta hasta que la ninfa se perdió entre los coches.
Durante unos segundos o minutos se quedó en la misma posición hierática, sumido en vaya a saber que ensoñaciones y dando, sin duda, rienda suelta a sus fantasías, cuando escuchó a uno de sus compañeros que le gritaba:
-Boludo... Qué mirás? Vení a laburar...
El muchacho pareció no escuchar, todavía envuelto en la stella de sensualidad que a su paso había dejado ese sueño imposible encarnado en una mujer.
-No me escuchás boludo? Qué carajo estás mirando? Vení a ayudarme que yo no puedo solo con este cable de mierda, vociferaba, mientras tomaba agua de una botella que, comprada hacia pocos minutos, ya sabía a sopa.
Como el interpelado no respondía, continuó:
-Cuándo una mina así te va a dar bola a vos?
-Mirás completamente al pedo boludo. Vení para acá, le decía mientras soltaba una carcajada.
-Miráte: Con ese mameluco grasiento y las manos y las uñas todas negras.
-Y lo que es mucho peor flaco, no tenés una guita en el bolsillo, no tenés donde caerte muerto!
-Quedate con tu novia, la gordita, esa que me mostraste la foto, la que vive en Puente La Noria cerca de tu casa. No está mal, no es fea la mina, y ésa seguro que te quiere pobre y todo. No?
-Le decís que se corte el pelo un poco, porque así como lo tiene parece una escoba, que se ponga un pantaloncito corto y es igualita a la mina que pasó. No te parece?
Después de unos segundos de escuchar la diatriba de su compañero, el muchacho volvió a agarrar la pinza que se le había caído, pegó media vuelta y fue a reunirse con él.
Todavía faltaban como 5 horas de trabajo hasta terminar el día. Y con ese calor... Y de ahí viajar cansado y transpirado, colgado del colectivo hasta su casa en Puente La Noria, donde la Valeria lo esperaba con unos mates.